En esta publicación voy a comentar las características básicas de la gestión de patrimonios que son:
- Personalización
- Globalidad
- Seguridad
- Discreción
- Fiscalidad
Personalización: es la adaptación del servicio al perfil del cliente.
Globalidad: es tener en cuenta todo el patrimonio del cliente, y diversificar en todos los activos para gestionar todos los riesgos.
Seguridad: consiste en lograr un grado o nivel de riesgo adecuado para cada cliente.
Discreción: garantiza la confidencialidad del cliente y sus datos.
Fiscalidad: es el servicio que ha de atender a todas las consecuencias de invertir y desinvertir.
Gestión de patrimonios vs gestión de carteras
No debemos confundir la gestión de patrimonios con la gestión de carteras.
- En el servicio de gestión de carteras, el gestor tiene una orientación priorizada en los mercados financieros.
El objetivo del gestor es superar el índice de referencia o «benchmark». Es decir, si el índice de mercado indica una caída global de mercado del 21%, un buen gestor es aquel que ha gestionado una cartera cuyo ínidice ha caído un 13%, no obstante por regla general es que un cliente particular no considere una buena gestión aquella que le ha ocasionado una pérdida del 13% en su patrimonio.
- En el servicio de gestión o administración de patrimonios, el asesor se enfoca doblemente en: los mercados financieros + el cliente.
A diferencia del gestor de carteras el gestor de patrimonios tiene que servir a los objetivos de la inversión, a la perspectiva temporal y a la sensibilidad al riesgo de su cliente. Debe adaptar el planning de las inversiones a las oportunidades que aparecen en el mercado, y siempre teniendo en consideración la fiscalidad.
Características propias de la gestión de patrimonios
La gestión de patrimonios tiene unas características propias que constituyen la esencia de este servicio:
Personalización
Esta es la principal característica de la administración de patrimonios.
En la banca comercial tradicional el cliente escogía un producto entre los ofrecidos en mercado, pues bien, la gestión de patrimonios es la prestación de un conjunto de servicios personalizados.
La gestión patrimonial está compuesta por servicios prestados por personas para las personas.
Un servicio prestado por personas: la tecnolología no debe sustituir nunca a los profesionales que prestan estos servicios, y a quienes se les requiere un alto nivel de formación técnica y humana, así como una actuación ética. También es importante la formación permanente en la actualidad económica, en productos financieros, y conjunto de servicios que constituyen la gestión de patrimonios.
Un servicio para personas: la confianza del cliente en su gestor patrimonial es imprescindible, afín de que este pueda llegar a conocerle bien si es un particular, un matrimonio, o una sociedad familiar. El administrador patrimonial debe ganarse la confianza a la vez que hace el análisis de sus clientes para tabular sus objetivos y necesidades.
No obstante cuando el administrador patrimonial logra una rentabilidad superior en un 5% a la inflación, mantendrá satisfechos al 80% de sus clientes, sea cual sea su perfil, no obstante siempre habrá un 10% insatisfecho por desear una mayor rentabilidad, y otro 10% insatisfecho por ser ellos mismos quienes desean intervenir en las gestiones de compra y venta, sin aceptar garantías.
Además cada persona es distinta, por eso las inversiones deben adaptarse con cada objetivo de cada persona, compartiendo con el cliente los procesos de ajustes de la inversión individual, de forma que el cliente siente único y diferente a los demás clientes.
Globalidad y diversificación de riesgos
En el argot de la gestión de patrimonios entedemos por Globalidad al conjunto de toda la problemática financiera del cliente con visión en:
- Patrimonio
- Alternativas en los mercados financieros
La globalidad es necesaria para tener en cuenta todo el patrimonio del cliente, es decir, lo que le gestinamos como entidad, los depósitos, cuentas en otras entidades, patrimonio inmobiliario y activos empresariales. Así es cuando podremos realizar una planificación financiera personalizada sin distorsión de por inversiones y riesgos desconocidos del cliente.
Por ejemplo, se nos presenta un cliente con 1 millón de euros que quiere realizar una inversión de riesgo bajo, y nosotros le recomendamos que invierta un 20% (del dinero que conocemos) en un fondo de inversión monetario, y el 80% en otras opciones de renta variable y fija. Si no nos ha informado de que tiene otro millón en un fondo de inversión monetario, nuestro asesoramiento podría ser equivocado en valoración de su riesgo, contabilidad mercantil y/o fiscalidad.
La globalidad opera en todas las alternativas de inversión que existen con objeto de:
- Diversificar entre todos los activos
Hemos de analizar todos los mercados financieros que a los que puede optar el cliente como alternativas de inversión. La presencia del cliente en todos los mercados nos aportará una correcta diversificación.
- Diversificar los riesgos
En la teoria financiera una inversión sin riesgo es aquella inversión en el mercado monetario, como por ejemplo, las Letras del Tesoro. Actualmente este tipo de inversiones «sin riesgo» proporcionan rentabilidades inferiores a la inflación, por lo que en la práctica estamos asumiendo uno de los mayores riesgos de inversión: «la pérdida de valor real».
Es fundamental que el gestor de carteras controle los riesgos, para logar que la inversión siempre rinda más que el índice de referencia del mercado.
Y en general los riesgos que debe controlar el gestor son:
El riesgo país o riesgo soberano
Se mide mediante el «rating», que nos indica el porcentaje de posibilidad de que las inversiones en activos de un determinado país, se vean afectadas por suspensiones de pagos o limitación de salida de capital.
El riesgo divisa o riesgo de cambio
Como referencia tomaremos siempre la divisa del cliente, y a la hora de invertir controlaremos las oscilaciones de la divisa en la que invertirmos respecto de la divisa del cliente, con la que realizará sus pagos corrientes.
El riesgo de los tipos de interés
La inversión a renta fija no está exenta de riesgos, dado que una subida de los tipos de interés no beneficiaría al cliente, que quedaría por debajo de la rentabilidad del índice de rentabilidad de referencia del mercado.
El riesgo mercado
Al invertir en mercados financieros, estamos sujetos a fluctuaciones, pues bien, la teoría de carteras analiza precisamente la forma de minimizar los riesgos en los mercados financieros.
EL riesgo de liquidez
Cuando no se puede convertir rápidamente en dinero la inversión realizada y a un precio o rentabilidad establecida, estamos sometiendo la inversión a «riesgo de liquidez».
El riesgo sectorial
Los sectores económicos están expuestos a riesgos propios, por ejemplo, el sector eléctrico está sujeto a la regulación política de sus tarifas, como el sector de internet está sujeto a las tendencias tecnológicas.
El riesgo de empresa
Tener la garantía de que una empresa pagará los créditos que se le han concedido es el «rating» de empresa, este junto al rating del país, son datos a tener en cuenta en la inversiones de renta fija. La perspectiva de a futuro de una empresa es parte del análisis básico de una inversión a renta variable.
Así pues el gestor de patrimonios ha de tener en cuenta todos estos datos que afectan a su cliente, y hemos de tener claro que al no existir inversión sin riesgo, la diversificación combinando inversiones es lo que permite redución la exposición al riesgo financiero de nuestro cliente.
En conclusión podemos decir que un gestor patrimonial es un diversificador patrimonial, y que la gestión tiene por esencia la diversificación de los riesgos de inversión.
Seguridad
La tendencia cliente es enfocarse en la rentabilidad, no obstante, la seguridad es el factor principal en la gestión de patrimonios.
A nivel de gestión patrimonial, se entiende por «seguridad» la protección real del patrimonio logrando que este crezca por encima de la inflación durante el transcurso de los años.
La función del gestor de patrimonios no es hacer rico al cliente, pues se parte de la hipotesis de que el cliente ya es rico, y el gestor se encarga de hacer crecer su fortuna, es decir, el gestor no debe saber como se hace rica a una persona, pero si ha de saber como aumentar la riqueza de aquellos que ya son ricos.
La seguridad que aporta el gestor de patrimonios no es al 100%, es decir, la gestión siempre estará expuesta a riesgos adecuados a los objetivos de inversión del cliente.
Así pues, la combinación de inversión a corto plazo y grandes resultados, es incompatible con la cultura de funcionamiento del asesor financiero personal o gestor de patrimonios.
Discreción
La gestión patrimonial requiere discreción en el sentido de tratar a cada cliente con confidencialidad.
Fiscalidad
La situación de cada cliente ha de ser analizada fiscalmente, para conocer las consecuencias que conllevará la inversión y desinversión.
La rentabilidad de una inversión es una incognita, pero el pago de impuestos es una realidad que ha de ser medida por el gestor de patrimonios, teniendo esta la misma primacía que el factor riesgo en la gestión de patrimonios.